No maten al mensajero...

La moral hoy está desprestigiada. Se la llama peyorativamente "moralina", y a quienes la defienden se los acusa de retrógrados e inmediatamente se les retiran todos los micrófonos.
Y si bien el ataque externo es muy fuerte, la debilidad también es interna, ya que muchos han querido defender la moral desde una forma de soberbia, mal llamada "autoridad moral".
El autor de este blog habla de moral sin autoridad moral, sino desde su lucha cotidiana contra sus debilidades, pasiones insanas, y flaquezas espirituales.
La moral está por encima de todos nosotros. Es nuestra labor cotidiana el elevarnos hacia ella, y no intentar bajarla a nuestra (aún) mediocre altura.



jueves, 15 de julio de 2010

Espejismos...

Lamento mucho lo que pasó anoche.

Quiero decirles a las personas que tienen tendencias homosexuales que el que se haya aprobado la ley que buscaban no los va a hacer más felices. Tampoco ninguna otra ley humana que intente abolir las consecuencias de leyes universales, inmutables y eternas, va a garantizarles la felicidad que buscan.

Están buscando en el lugar equivocado.

"Y será como el que tiene hambre y sueña, y he aquí que come, pero cuando despierta, su alma está vacía; o como el que tiene sed y sueña, y he aquí que bebe, pero cuando despierta, se halla cansado y su alma sedienta..." Isaías 29:8

No existe el "derecho a la felicidad", y por lo tanto no es algo que se puede reclamar. Es otro de los tantos engaños a los que nos vemos sometidos en este mundo.

La felicidad es el resultado de un comportamiento, y las leyes que definen ese comportamiento ya están establecidas, y mal que nos pese, no son opinables.

Lo mismo vale para los que tengamos cualquier tipo de inclinación. El hacer "lo que queremos" o "lo que nos gusta" no necesariamente nos hace felices.

¿Qué nos da más felicidad? ¿Ver el mundial de fútbol en un televisor de 80 pulgadas, o dedicar tiempo a ayudar a personas desvalidas? ¿Cuánto de nuestras vidas dedicamos a uno y a otro? ¿Cuán felices somos?

La "felicidad" de lo primero es tan efímera como vacía. La felicidad de lo segundo exige renuncia, disciplina, y sacrificio, pero es profunda y duradera. Sorprendentemente, cuanto más nos cuesta e incomoda, mayor es la felicidad que nos trae.

Lo mismo se aplica en este caso.

Espero que quede claro que los "heterosexuales" estamos igualmente expuestos a los mismos engaños, y tampoco vamos en la dirección correcta.

En estos días se habla mucho de "amor", cuando en realidad el verdadero amor exige renuncia, disciplina, y sacrificio.

Es una ley universal, eterna e inmutable que la felicidad exige un uso responsable y acotado de la sexualidad. La abstención completa previa al matrimonio, luego el matrimonio entre el hombre y la mujer, y la posterior fidelidad absoluta son las exigencias de esta ley.

Si como sociedad trabajáramos en esa dirección no estaríamos sufriendo muchas de las consecuencias de la desobediencia a la ley.

Los niños abandonados son, efectivamente, engendrados por heterosexuales, quienes en general han desobedecido esta misma ley trayendo miseria a ellos mismos y a muchísimos inocentes. La solución al problema no son los matrimonios homosexuales.

El repartir preservativos a jóvenes tampoco ha funcionado ni funcionará. Y por cierto que la solución no es repartirlos entre los niños, como se está empezando a hacer ahora.

Negamos una ley tan evidente como la de la Gravedad. Por supuesto que nos seguimos cayendo, y todas las explicaciones que intentamos dar son inútiles. "No, no es eso..." es la respuesta que más escuchamos.

Para que las leyes eternas, inmutables y universales pudieran tener validez era necesario que todos las conociéramos, pues si no no habría cómo cumplirlas. Y las conocimos. Se llama "conciencia". En algún momento de nuestras vidas todos hemos sabido lo que está bien y lo que está mal. Todos los homosexuales han sabido que el tener relaciones homosexuales estaba mal. Todos los heterosexuales también han sabido que tener relaciones sexuales fuera del matrimonio estaba mal. Lamentablemente muchos han decidido ignorar esos sentimientos y han emprendido un camino de autoengaño que no los conducirá nunca a donde quieren ir.


1 comentario:

  1. Una pena que no haya habido más voces como la tuya y que este comentario haya quedado solo en el ciberespacio.
    No podría estar más de acuerdo con tu opinión.
    Para quienes peinamos canas auténticas, desde la perspectiva que dan los años, hemos presenciado, casi sin margen de maniobra, un solapado, orquestado y concienzudo movimiento hacia quitarnos los valores morales y religiosos que caracterizaron a nuestro pueblo.
    Así vimos cómo todos debíamos tener el derecho a divorciarnos y facilitar la posibilidad de desarmar el vínculo antes que resolverlo.
    Ahora, esta ley. Donde, además, la propaganda señala a quienes pensamos distintos como los "desnaturalizados".
    No cuesta mucho imaginar que lo próximo será el insoslayable derecho de disponer de la vida de quienes no pueden reclamar por el derecho a su propia vida.
    Así, estarán cada vez más cerca del objetivo de contar con una sociedad laica y con los valores trastocados, alejados de cualquier Orden Natural.
    A veces me pregunto si será para eso que hay un acceso tan simple a la obsenidad en cualquier medio de difusión posible.

    En fin, apoyo tu posición y ojalá tuviera un mayor alcance.

    Un abrazo
    FeJoAl
    (que también es FErnando JOsé ALonso)

    pd: Tal vez tendría que mencionarlo en el otro blog pero aprovecho para felicitarte por el altísimo ingenio desplegado allá.

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