No maten al mensajero...

La moral hoy está desprestigiada. Se la llama peyorativamente "moralina", y a quienes la defienden se los acusa de retrógrados e inmediatamente se les retiran todos los micrófonos.
Y si bien el ataque externo es muy fuerte, la debilidad también es interna, ya que muchos han querido defender la moral desde una forma de soberbia, mal llamada "autoridad moral".
El autor de este blog habla de moral sin autoridad moral, sino desde su lucha cotidiana contra sus debilidades, pasiones insanas, y flaquezas espirituales.
La moral está por encima de todos nosotros. Es nuestra labor cotidiana el elevarnos hacia ella, y no intentar bajarla a nuestra (aún) mediocre altura.



lunes, 17 de mayo de 2010

Propaganda...

¿Estamos inmersos en una campaña propagandística en contra de los principios morales?

Nuestra primera respuesta sería un rotundo (y algo ofendido):
"¡No!"

Inmediatamente argumentaríamos:
"Si hubiera una campaña yo me habría dado cuenta."
"Soy un adulto, y no considero que mi opinión o creencias puedan ser fácilmente manipuleable."
"Los medios de comunicación masiva simplemente muestran lo que pasa, no con eso lo están fomentando."

No obstante, si no nos cerramos en obstinación, podremos reflexionar sobre algunas de las características de las propagandas:

  • Es más eficaz cuando la gente no descubre que ocurre.
  • Para incentivar el consumo de un determinado producto se lo debe mostrar en forma desproporcionada respecto a su uso/utilidad real. Esta desproporción puede ser en calidad, en cantidad, o en ambas.

Desproporción en calidad:

Realidad:
Tomar una gaseosa nos refresca y nos deja un sabor agradable por unos minutos

Propaganda:
Tomar una gaseosa produce una serie de eventos felices que afectan a todos los aspectos de la vida por largo tiempo.

Desproporción en cantidad:

Realidad:
Por día vemos, con suerte, a un par de personas tomando una gaseosa.

Propaganda:
Todas las personas, e incluso algunos animales, toman constantemente la gaseosa.

Volviendo a la pregunta inicial y reformulándola:

¿Descubrimos en los medios de comunicación masiva alguna desproporción en calidad o cantidad entre lo que ocurre en la realidad y lo que ellos nos muestran?



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