Nuestra primera respuesta sería un rotundo (y algo ofendido):
"¡No!"
Inmediatamente argumentaríamos:
"Si hubiera una campaña yo me habría dado cuenta."
"Soy un adulto, y no considero que mi opinión o creencias puedan ser fácilmente manipuleable."
"Los medios de comunicación masiva simplemente muestran lo que pasa, no con eso lo están fomentando."
No obstante, si no nos cerramos en obstinación, podremos reflexionar sobre algunas de las características de las propagandas:
- Es más eficaz cuando la gente no descubre que ocurre.
- Para incentivar el consumo de un determinado producto se lo debe mostrar en forma desproporcionada respecto a su uso/utilidad real. Esta desproporción puede ser en calidad, en cantidad, o en ambas.
Desproporción en calidad:
Realidad:
Tomar una gaseosa nos refresca y nos deja un sabor agradable por unos minutos
Propaganda:
Tomar una gaseosa produce una serie de eventos felices que afectan a todos los aspectos de la vida por largo tiempo.
Realidad:
Tomar una gaseosa nos refresca y nos deja un sabor agradable por unos minutos
Propaganda:
Tomar una gaseosa produce una serie de eventos felices que afectan a todos los aspectos de la vida por largo tiempo.
Desproporción en cantidad:
Realidad:
Por día vemos, con suerte, a un par de personas tomando una gaseosa.
Propaganda:
Todas las personas, e incluso algunos animales, toman constantemente la gaseosa.
Realidad:
Por día vemos, con suerte, a un par de personas tomando una gaseosa.
Propaganda:
Todas las personas, e incluso algunos animales, toman constantemente la gaseosa.
Volviendo a la pregunta inicial y reformulándola:
¿Descubrimos en los medios de comunicación masiva alguna desproporción en calidad o cantidad entre lo que ocurre en la realidad y lo que ellos nos muestran?
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